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4.1. ACOSO ESCOLAR

Lectura estimada:19 minutos
  • El acoso es un fenómeno grupal. El acoso se produce dentro y alrededor de un grupo en el que varios participantes desempeñan papeles de distinta visibilidad (víctima, acosador, observadores, defensores).
  • El acoso es un fenómeno de grupo. El acoso se produce dentro y alrededor de un grupo en el que varios participantes desempeñan papeles de distinta visibilidad (víctima, acosador, observador, defensor).
  • El acoso es sistemático. Las actividades se repiten o forman parte de un patrón que tiene lugar durante un periodo más largo.
  • El acoso es intencionado. Las actividades se organizan conscientemente de manera que la víctima se sienta mal. No son casos aislados que ocurren espontáneamente.
  • El acoso implica posiciones de poder desiguales. Un requisito previo para el acoso es una situación en la que las relaciones de poder no estén equilibradas.
  • El acoso puede ser visible u oculto. Por un lado, el acoso puede incluir burlas o violencia física. Por otro lado, puede producirse de forma más oculta, por ejemplo, ignorando o excluyendo a alguien y difundiendo rumores sobre él. Esto hace que el acoso sea más difícil de descubrir.
  • El acoso se produce en una situación social de la que la persona es incapaz de salir. Una situación social se da, por ejemplo, en la guardería o la escuela, donde el/la niño/a está obligado a estar presente, o una actividad de ocio que se considera obligatoria.

4.1.1. INTRODUCCIÓN

Una persona necesita buenos amigos y compañeros a su lado y desea pertenecer a una red social para desarrollar su identidad, crecer, sentirse segura y dar sentido a su vida personal. Es crucial que todos tengan una persona cerca de ellos con quien puedan compartir sus alegrías, que puedan consolarlos en momentos de dificultad y que puedan hacernos sentir valorados. En las comunidades, las personas aprenden a llevarse bien entre sí y es precisamente entre compañeros donde las personas adquieren las habilidades sociales necesarias para una vida exitosa. Nada es peor que la exclusión social y la soledad no deseada en el hogar, la escuela, un grupo de ocio o en la sociedad en general (Knoop et al., 2017).

Cuando una persona comienza a dudar de su lugar de pertenencia o incluso de si pertenece a algún sitio, puede provocar sentimientos incómodos porque su propia existencia se percibe amenazada. El sentido de pertenencia de los niños puede verse presionado si la contribución positiva de una comunidad no está definida o si los grupos a los que pertenecen son intolerantes. El desequilibrio puede sentirse cuando empiezan a producirse cambios perturbadores en una vida anteriormente estable, por ejemplo, cuando un buen maestro se enferma o deja el trabajo. Los nuevos niños que se unen a la clase también pueden alterar el equilibrio.

Una posibilidad para aliviar los sentimientos desagradables podría ser encontrar una nueva forma de crear seguridad, como crear un nuevo círculo social, donde intimidar o acosar a  otra persona puede surgir como un objetivo principal. En otras palabras, el acoso puede interpretarse como un síntoma de miedo a la soledad y como una forma de crear un nuevo círculo social cuando no hay actividades positivas compartidas con un interés común (Rabøl Hansen, 2016).

4.1.2. DESARROLLO DEL TEMA

4.1.2.1. La definición de acoso escolar o bullying

Para prevenir el acoso e intervenir con éxito en él, es necesario tener una definición clara del acoso. Sin embargo, esto es difícil porque hasta el día de hoy no se ha acordado una definición exacta que pueda describir el acoso. Comenzando con las primeras investigaciones sobre el acoso escolar, el investigador noruego Dan Olweus ha llevado a cabo investigaciones relacionadas con el acoso durante muchos años. Su definición de acoso es considerada un fundamento en el estudio del tema. En 1978, Olweus definió el acoso como el uso recurrente de la violencia mental y física contra una persona, tanto en solitario como en grupo. Más tarde amplió la definición agregando que la víctima suele ser una persona física o mentalmente más débil y que el comportamiento exhibido hacia la víctima les causa estrés a largo plazo (Olweus, 2013). Otros investigadores también confirman que el acoso es una actividad recurrente y sistémica, y que el comportamiento de intimidación solo puede reconocerse cuando las características ocurren con frecuencia (Pellegrini, 2002; Smith, Madsen y Moody, 1999).

La imagen pública del acoso escolar ha ido cambiando en los últimos años. Los investigadores ya no lo investigan como un problema aislado, sino como un fenómeno social, cultural y relacional. Hace años, tanto profesores como padres estaban acostumbrados a tratar el bullying como un problema relacionado con las características de un individuo, explicando la situación con afirmaciones como: ‘Son personas muy sensibles’ o ‘Si vieras a su padre, entenderías el por qué’. Hoy, explicaciones como estas deberían ser motivo de alarma. La intimidación o acoso no pueden justificarse.

Debido a una gran cantidad de investigación, actualmente podemos afirmar que el acoso escolar es un fenómeno grupal y fruto de una dinámica social que está fuertemente vinculada al contexto. Esto contrasta con nuestra comprensión previa del acoso que se centraba en las características de un individuo y no en el contexto, una visión representada, por ejemplo, por el investigador noruego Dan Olweus. Por lo tanto, se debe prestar atención a todas las partes y a la forma en que pasan tiempo juntas. Para contener mejor el acoso escolar, se debe prestar atención a la cultura del comportamiento y a la forma en que jóvenes se comunican entre sí,  y no  individualmente (Kofoed y Søndergaard, 2009).  Este enfoque también está respaldado por investigaciones realizadas en Australia, cuyos resultados demuestran que la dinámica de grupo y los valores deben centrarse para contener de manera eficiente el acoso. Se debe alentar a los espectadores y observadores a participar activamente para detener la intimidación (McGrath y Noble, 2006).

En conclusión, actualmente definimos el acoso escolar de la siguiente manera: el acoso escolar es el daño o la ignorancia sistemáticos e intencionales de una persona en una situación grupal en la que la persona está obligada a participar y en la que, por alguna razón, le resulta difícil defenderse.  Examinemos por un momento las características del acoso escolar y describámoslas con más detalle.

El acoso es un fenómeno de grupo. El acoso se produce dentro y alrededor de un grupo en el que varios participantes desempeñan papeles de diversa visibilidad (víctima, acosador, observador, defensor).

El acoso es sistemático. Las actividades se repiten o forman parte de un patrón que tiene lugar durante un periodo más largo.

El acoso es intencionado. Las actividades se organizan conscientemente de manera que la víctima se sienta mal. No son casos aislados que ocurren espontáneamente.

El acoso implica posiciones de poder desiguales. Un requisito previo para el acoso es una situación en la que las relaciones de poder no estén equilibradas.

El acoso puede ser visible u oculto. Por un lado, el acoso puede incluir burlas o violencia física. Por otro lado, puede producirse de forma más oculta, por ejemplo, ignorando o excluyendo a alguien y difundiendo rumores sobre él. Esto hace que el acoso sea más difícil de descubrir.

El acoso se produce en una situación social de la que el/la niño/a o el/la joven es incapaz de salir. Una situación social es, por ejemplo, el jardín de infancia o la escuela, donde el niño está obligado a estar presente, o una actividad de ocio que el niño considera obligatoria.

4.1.2.2. Tipos de acoso escolar

El acoso escolar presenta muchas tipologías diferentes. A medida que las personas envejecen, los tipos de intimidación pueden cambiar significativamente, pero la naturaleza y las consecuencias de la acción siguen siendo las mismas: causar daño intencionalmente a otra persona es una característica que no depende del tipo de acoso. El acoso escolar se clasifica de la siguiente manera:

  • Verbal: burlas, burlas, amenazas, intimidaciones, etc.
  • Físico: golpear, empujar, bloquear el paso, obstaculizar una actividad, ocultar cosas, etc.
  • Social: exclusión de un grupo o eventos grupales, expulsión de un grupo, rechazo, muecas y burlas, ignorar, difusión de rumores, lenguaje corporal hostil, etc.
  • Ciberacoso: publicaciones desagradables en línea, subir fotos sin permiso, cuentas falsas o robo de cuentas, amenazas y burlas a través de SMS y en redes sociales.

4.1.2.3. Roles en una situación de acoso escolar

El equipo de investigación danés Exploring Bullying in Schools (eXbus) (Escuela Danesa de Educación (DPU), Universidad de Aarhus, s.f.) aborda el acoso escolar como un fenómeno grupal en el que todos los niños de un grupo tienen sus propios roles, no solo la víctima y el acosador. También participan otros miembros del grupo, una gran parte de los cuales siguen siendo observadores pasivos. Los niños pueden desempeñar muchos roles en una situación de acoso, dependiendo de la situación y con quién estén en un momento determinado.

A continuación se enumeran los distintos roles (Escuela Danesa de Educación (DPU), Universidad de Aarhus, s.f.):

  • Víctima: menor que está siendo intimidado.
  • Matón: menor que elige a una víctima y comienza a intimidarla.
  • Acosador-víctima: menor que está siendo acosado, pero también acosa a otros.
  • Colaborador: menor que coopera con un acosador y lo apoya con actividades alentadoras, por ejemplo, riéndose o dándole palmaditas en el hombro.
  • Observador pasivo: menor que es testigo del acoso escolar, pero permanece distante y no interviene en lo que está sucediendo.
  • Defensor: menor que logra superar su miedo e interviene activamente para detener el acoso escolar.

En una situación de acoso, los niños pueden desempeñar muchos papeles que cambian según el momento y la situación. Un mismo niño puede estar en diferentes posiciones dependiendo de la situación concreta. Por lo tanto, es erróneo considerarlos siempre exclusivamente acosadores o exclusivamente observadores. Lo confirma claramente el hecho de que un tercio de los acosadores pueden acabar siendo víctimas de acoso. A este tipo de niños se les denomina acosadores-víctimas. Los investigadores creen que los niños adoptan diversos roles debido a su deseo de escapar del degradante papel de víctima y de descargar su dolor en otros acosando (Rabøl Hansen, 2016). El lado positivo del cambio de rol es que los observadores pasivos se convertirán en defensores que intervienen en casos de acoso cuando sienten compasión por el acosado.

Por lo tanto, los adultos no pueden asignar papeles fijos a los niños ni suponer que éstos reaccionarán siempre de una determinada manera. Esto puede reforzar patrones de comportamiento negativos en un grupo de niños y quitar a un niño la oportunidad de mostrar un lado diferente de sí mismo. La obligación de un profesor y de un padre es apoyar siempre a un niño, pero nunca apoyar el acoso. Si nadie interviene o pone fin al proceso de acoso, parece que se trata de una actividad permitida. Los observadores pasivos pueden convertirse ellos mismos en acosadores en el futuro.

4.1.2.4. Los observadores pasivos deben intervenir

La mayoría de jóvenes permanecen como observadores en las comunidades donde se produce el acoso. Entienden lo que está ocurriendo, pero no actúan contra ello de ninguna manera. Saben mejor que los adultos lo que ocurre en un grupo infantil, siendo una baza importante en la lucha contra el acoso. Si los observadores -entre los que también puede haber profesores y padres- no intervienen en los casos de acoso, las víctimas pueden percibirlo como una aprobación de lo que está ocurriendo. Los acosados creen que todo el grupo está formado por acosadores, ya que nadie les defiende. En otras palabras: aunque los observadores no participen en el acoso y se consideren sinceramente meros espectadores, sus actitudes pasivas indican que aceptan el acoso. Es importante acabar con la pasividad de los observadores y animarlos a ayudar a los compañeros que a menudo son víctimas del acoso. El apoyo de los compañeros suele ser la mejor ayuda que puede recibir la víctima. Además, los propios acosados afirman esperar exactamente ese tipo de ayuda.

A veces, admiten que no desean denunciar el acoso cuando se les aconseja dirigirse a un adulto y contarle situaciones incómodas. Por lo tanto, es crucial que elogiemos a quienes defienden a los demás y expliquemos a los compañeros que presentar una queja sobre alguien es totalmente diferente de ser un interventor activo cuyo comportamiento positivo hace posible que todos encuentren su lugar en el colectivo. Denunciar el acoso no es quejarse o chivarse, sino defender los propios derechos.

4.1.2.5. Efectos del acoso escolar

El acoso, como subconjunto de la violencia, perjudica a todo el grupo, ya que afecta al desarrollo y al bienestar de todas las partes. Por lo tanto, hay que tratar a todo el grupo o clase en conjunto a la hora de prevenir el acoso escolar o intervenir en él. Las consecuencias del acoso escolar sobre las partes pueden ser las siguientes:

  • Víctima: ira, sentimiento de soledad, dolores de cabeza y de estómago, vergüenza y culpabilidad, malos recuerdos para toda la vida, baja autoestima, sentimiento de injusticia, estrés, disminución del rendimiento académico, depresión, autolesiones.
  • Intimidación: comportamiento de alto riesgo, agresividad, delincuencia.
  • Resto del grupo: vergüenza y culpa, deterioro moral, pasividad, miedo, disminución del bienestar, sentimiento de injusticia, estrés, disminución del rendimiento académico.

4.1.2.6. No todo es acoso escolar

Como especialistas y progenitores, es importante entender que no todas las actividades negativas son acoso. Siempre que se reúnen personas surge una jerarquía. Alguien tiene que tomar la iniciativa y poner las cosas en movimiento. Algunos prefieren ser un líder, otros prefieren evitar tomar una postura y consideran que basta con saber lo que está pasando. Como adultos, tenemos que notar si un juego o actividad está abierto a todos. Debemos enseñarles un comportamiento de liderazgo positivo para que puedan surgir jerarquías donde haya espacio para todos. No olvidemos tampoco que las bromas amistosas y los pequeños conflictos no son todavía acoso escolar.

Las bromas amistosas también sirven para socializar y para ayudarse mutuamente a desarrollarse de forma divertida. manera divertida. Es importante enseñar dónde está el límite de la diversión; por ejemplo, que si algo es gracioso depende de a quién vaya dirigido. Hay que distinguir claramente entre las bromas amistosas por amor al humor y las burlas intencionadas o el acoso. Si el humor es sincero y todas las partes están realmente entretenidas, entonces hace felices a los menores. Sin embargo, si las palabras acaban hiriendo a alguien, hay que disculparse inmediatamente y evitar comportamientos similares en el futuro. Los casos en los que un menor es objeto de constantes burlas intencionadas y es incapaz de defenderse por algún motivo se consideran acoso escolar.

Los conflictos son una parte natural del desarrollo humano y de la actividad comunitaria, y surgirán en todos los grupos. Los conflictos normales se caracterizan por situaciones intensas entre personas o grupos en las que los puntos fuertes y débiles están equilibrados. A modo de comparación: en los casos de acoso escolar, las relaciones de poder no están equilibradas y el objetivo es alguien concreto. La esencia del conflicto es el conflicto de intereses. Diferentes personas quieren cosas diferentes, y la situación puede volverse intensa porque entran en juego las emociones. Un conflicto puede consistir en incidentes aislados que provoquen sentimientos desagradables, ya sea mediante agresiones verbales o incluso físicas. Un conflicto se convertirá rápidamente en acoso si los adultos no resuelven la situación. Los jóvenes formarán entonces alianzas que empezarán a excluir o acosar a la víctima de forma sistémica.

4.1.2.7. La tolerancia es de vital importancia

Es un error común pensar que el acoso está causado por el aspecto físico, por diferenciarse de otras personas o por llamar la atención por alguna razón. Esto no es exacto. Los propios jóvenes mencionan como causas del acoso cosas como el aburrimiento, el poder, la venganza, los celos, la popularidad y el miedo a ser excluido de un grupo.

El bajo umbral de tolerancia de un grupo y las “normas” estrictas sobre lo que se considera “correcto” e “incorrecto” provocan acoso. Por otro lado, un grupo de jóvenes en el que no hay acoso tiene un umbral de tolerancia alto. Se acepta la identidad, la apariencia, el protagonismo, el papel y las capacidades de cada uno, y se considera evidente que cada uno tiene su propio lugar en el grupo. El umbral de tolerancia y el nivel de aceptación de un grupo determinan si se produce acoso o no.

En el umbral de tolerancia de cada grupo influyen, por ejemplo, los progenitores, los profesores/especialistas, la historia del grupo, la historia personal del menor, el consumo de medios de comunicación, las redes sociales y el liderazgo. El factor más fuerte puede ser diferente en cada grupo y, por tanto, los métodos para resolver el acoso son diferentes en cada caso. Todo lo que una persona aporta al grupo tiene valor y afecta a la cultura y el ambiente del grupo. Precisamente por eso es importante trabajar la formación en valores en los grupos de niños, especialmente en la mejora de la tolerancia.

– 4.1.3. SITUACIONES DE DISCRIMINACIÓN RELACIONADAS CON EL TEMA –

  • Solo una persona de clase no está invitado a la fiesta de cumpleaños y si es invitado, nadie habla con él en la fiesta.
  • Algunos miembros de clase tienden a empujar a un menor a menudo. La madre ha hablado con los maestros sobre lo que está sucediendo, pero no hacen nada.
  • Ciertos compañeros de clase no aceptan su compañía, ni siquiera su mejor amigo.
  • Hay alguien nuevo en la clase, y nadie le habla.
  • Dos menores están sentados hablando entre ellos de un compañero de clase, y se ríen y susurran. Si les preguntan de qué estás hablando, dicen “¡Nada!”
  • “¡Solo estábamos bromeando!”
  • “¿Puedo ir contigo?” -> “”¡No, no puedes venir / jugar con nosotros!”
  • Usar palabras no bonitas o usar apodos para describir la apariencia de otras personas (mirada, ropa…).
  • Un adulto ha hecho una pregunta y uno de los menores levantó la mano y quiere responderla, al mismo tiempo que otros comienzan a reírse.
  • Un/a niño/a tomó una foto de otro/a niño/a y compartió la imagen sin consentimiento
  • Uno/a de los niños ha sufrido bullying y los compañeros solo se quedan mirando

4.1.4. BUENAS PRÁCTICAS

Videos para entender las dinámicas del acoso escolar (en inglés):

4.1.4.1. La forma más eficaz para prevenir el acoso escolar es:

  • Crear una relación permanente e inclusiva entre niños y adultos.
  • Crear una cultura positiva de comportamiento en el colectivo de menores, donde se traten unos a otros con respeto y tolerancia.
  • Promover el cuidado mutuo y el coraje de intervenir y proteger a un compañero que por alguna razón no puede hacerlo por sí mismo.
  • Asegurar que en el aula haya una cultura basada en valores, que los valores básicos (tolerancia, respeto, cuidado y coraje) se conviertan en una parte permanente y natural de la vida diaria a lo largo de su tiempo en la escuela.
  • Desarrollar la conciencia en maestros y progenitores sobre la influencia de los adultos en las relaciones entre menores y fortalecer la cooperación entre maestros, progenitores y menores.

4.1.5. REFERENCIAS

Danish School of Education (DPU), Aarhus Universit. (n.d.). Exploring Bullying in Schools (eXbus) (2007–2011). Retrieved from https://www.exbus.dk/

Knoop, H., Universitet, A., Holstein, B., Universitet, S., Viskum, H., Metropol, P., & Lindskov, J. (2017). Elevernes faellesskab og trivsel i skolen Analyser af Den Nationale Trivselsmåling.

Kofoed, J., & Søndergaard, D. (2009). Mobning. Sociale Processer på Afveje.

McGrath, H., & Noble, T. (2006). Bullying Solutions: Evidence-based Approaches to Bullying in Australian Schools. Pearson Education Australia. Retrieved from https://books.google.ee/books?id=HCCANgAACAAJ

Olweus, D. (2013). Bullying at School: What We Know and What We Can Do. John Wiley & Sons.

Pellegrini, A. D. (2002). Bullying, Victimization, and Sexual Harassment During the Transition to Middle School. Educational Psychologist – EDUC PSYCHOL, 37, 151–163. https://doi.org/10.1207/S15326985EP3703_2

Rabøl Hansen, H. (2016). Parentesmetoden – tænkestrategier mod mobning. Dafolo.

Smith, P. K., Madsen, K. C., & Moody, J. C. (1999). What causes the age decline in reports of being bullied at school? Towards a developmental analysis of risks of being bullied. Educational Research, 41, 267–285. https://doi.org/10.1080/00131889904103034.1

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