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9.1. MASCULINIDAD HEGEMÓNICA Y HETEROSEXISMO

Lectura estimada:9 minutos
  • Masculinidad hegemónica (Conell, 2005): conjunto de valores, establecidos por hombres que ostentan el poder, que funciona para incluir y excluir, y para organizar la sociedad de forma desigual en función del género. Combina varias características: una jerarquía de masculinidades, el acceso diferencial de los hombres al poder (sobre las mujeres y otros hombres no normativos) y la interacción entre la identidad masculina, los ideales masculinos, las interacciones, el poder y el patriarcado.
  • Heterosexismo (Ingraham, 1996): ideología que promueve el convencionalismo de género, la heterosexualidad y la familia tradicional como única forma de ser de las personas, discriminando y minusvalorando todas las demás orientaciones sexuales.

9.1.1. INTRODUCCIÓN

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el género es una construcción social que, en función de nuestro sexo, determina los comportamientos, actitudes, valores, expectativas, etc., que se consideran más propios de los hombres (o masculinos) o más propios de las mujeres (o femeninos) (Whitehead et al., 2012). Esta construcción binaria, además de dejar fuera otros géneros/identidades (personas no binarias, queer, intersexuales, etc.) se ha asentado sobre bases desiguales en las que «lo masculino» o las características que se consideran propias de ello han sido más valoradas que las que se consideran «femeninas».

Para más información puede leer el tema sobre identidad de género.

Esto no sólo ha repercutido en las mujeres, sino que también ha influido y perjudicado a todos aquellos hombres que no se ajustan a este estereotipo de masculinidad y a las minorías sexuales que no suscriben estos códigos. Esto se debe a que la masculinidad hegemónica se construye en torno a cuatro ejes principales (Méndez, 2002):

  1. La ideología patriarcal que propone que los hombres son los que tienen el poder y legitiman su dominio sobre el resto.
  2. El individualismo, que establece que la «persona ideal» es aquella que es autosuficiente por sí misma, racional y capaz de imponer su voluntad.
  3. Exclusión/subordinación de los demás, es decir, de aquellos que no se corresponden con esta idea de «masculinidad»
  4. Heterosexismo, que asume que la «orientación sexual ideal» es la heterosexualidad y discrimina y criminaliza cualquier otra (como la homo o la bisexualidad).

En resumen, esta masculinidad hegemónica se construye principalmente entre iguales rechazando todo lo femenino y asumiendo el patriarcado. Se construye desde la negación hacia las mujeres y hacia cualquier minoría sexual.

9.1.2. DESARROLLO DEL TEMA

Pero, ¿cómo se aprende todo esto? ¿Cómo se transmite esta masculinidad hegemónica? ¿Cómo asumimos esta heteronormatividad?

Como hemos dicho, los/as/es niños/as/es somos socializados/as/es dentro de una cultura heteronormativa en la que, a través de nuestro contacto con el resto, con nuestro entorno (nuestra familia, en el colegio, en el instituto, etc.), en los medios de comunicación, etc. Vamos asumiendo e interiorizando cómo debemos ser, cómo debemos comportarnos, reforzando el binarismo de género (feminidad / masculinidad) y premiando actitudes que se consideran propias de la heterosexualidad

La sociedad, por tanto, instala en nosotros/as/es este tipo de cultura a través de diferentes canales y mensajes. Por ejemplo, la ropa para los niños rara vez tiene flores, animalitos, es rosa… de esta forma los niños van integrando qué ropa deben o no deben llevar. O, por ejemplo, cuando le decimos a un niño que «llorar es de niñas» estamos moldeando su carácter diciéndole lo que debe o no debe hacer, o cómo debe o no debe comportarse. O, cuando una niña quiere jugar al fútbol y se viste de forma masculina y sus compañeros empiezan a referirse a ella como «marimacho», le están transmitiendo una idea de lo que es un comportamiento aceptable y lo que no para su género.

Este tipo de socialización que establece cuáles son las prácticas hegemónicas y refuerza las expresiones y orientaciones normativas tiene un efecto negativo sobre el bienestar y la salud mental de quienes no se ajustan a ellas, como los/as/es/ niños/as/es/adolescentes que pertenecen a minorías sexuales (gais, lesbianas, bisexuales, queer, transexuales, intersexuales, etc.) (Flores, Abboud, y Barroso, 2019). De hecho, los estudios han demostrado cómo algunos de estos efectos son: peor rendimiento académico, malestar psicológico, depresión, baja autoestima e incluso abuso de sustancias (Bauermeister et al., 2017).

En los últimos años, afortunadamente, cada vez hay una mayor conciencia del sistema heteronormativo en el que vivimos y, por tanto, una menor adhesión al mismo. Esto hace que cada vez sea más posible que las personas se expresen libremente y no tengan que seguir los rígidos códigos ya mencionados.

Sin embargo, como docentes, es importante ser claramente conscientes e implementar comportamientos y dinámicas que cuestionen este sistema heteronormativo y este tipo de masculinidad hegemónica porque, de lo contrario, los estereotipos establecen modelos únicos y rígidos, y todo lo que se desvía de este modelo es censurado.

– 9.1.3. SITUACIONES DE DISCRIMINACIÓN RELACIONADAS CON EL TEMA –

Imagine que en su colegio celebran «la semana saludable». Cada día, lo primero que hace por la mañana con su alumnado es dedicar 15 minutos a hacer algo de ejercicio. El ejercicio lo prepara cada día una persona. Hoy le toca a Lucas, un alumno de 12 años. Trae un USB que conecta rápidamente al ordenador y empieza a poner el último éxito pop. Lucas los anima a bailar y, aunque la mayoría empieza a bailar ve como un grupo de niños no lo hace y, no sólo eso, sino que, empiezan a reírse de Lucas y sus bailes. Usted, como docente, decide parar la actividad y preguntar al grupo de niños que no bailan y se ríen el motivo de su actitud. A esta pregunta responden que «son cosas de chicas, y que ellos no bailan». Esta respuesta da pie a una reflexión muy interesante para hacer tanto con ellos como con el resto de la clase. Por ejemplo, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿sólo las niñas pueden bailar? ¿Por qué pensamos que bailar es de chicas y jugar al fútbol es de chicos? ¿No hay aquí ningún chico al que le guste bailar y ninguna chica a la que le guste el fútbol? ¿Por qué créeis que no es típico de los chicos bailar? ¿Nos sentimos todos representados en ese estereotipo de «ser chico» o «ser chica»? ¿Nuestros amigos se ajustan a eso? ¿Y nuestros familiares? ¿Y las personas a las que admiramos?

9.1.4. BUENAS PRÁCTICAS

Como docente es fundamental que se revise e intente tomar conciencia de las situaciones en las que usted mismo se ve influido por estereotipos y sesgos e intente controlarlos. Del mismo modo, sería bueno que en las horas de tutoría plantee debates relacionados con estos temas para identificar cuál es el modelo de masculinidad hegemónica y sus características, así como analizar cuánto de ese modelo no se corresponde con sus características personales.

Además, un problema común que suele darse en las escuelas es la ocupación del espacio físico (patio, juegos) que casi siempre ocupan niños/adolescentes en lugar de niñas u otras minorías sexuales. Así, se podría intentar regular el espacio de cada quien, hacer turnos mixtos para jugar en el patio, utilizar las canastas/porterías sólo determinados días, vigilar que todo el alumnado practique todo tipo de deportes, etc.

Otro problema es el espacio discursivo ya que, generalmente en los espacios mixtos (lo habitual en los entornos escolares), las chicas hablan menos (algunos estudios indican que hasta un 75% menos) y los chicos interrumpen más, lo que hace que poco a poco vayan monopolizando el discurso y se sigan reproduciendo los esquemas de masculinidad hegemónica que venimos comentando. Para combatirlo puede formar pequeños grupos de debate donde intervenga todo el alumnado. Cuide que los portavoces de los grupos no sean siempre niños, que todos puedan sentirse representados.

9.1.5. REFERENCIAS

Bauermeister, J., Connochie, D., Jadwin-Cakmak, L., & Meanley, S. (2017). Gender policing during childhood and the psychological well-being of young adult sexual minority men. American Journal of Men’s Health, 11(3), 693–701. doi:10.1177/ 1557988316680938

Connell, R. W., & Messerschmidt, J. W. (2005). Hegemonic masculinity: Rethinking the concept. Gender & society, 19(6), 829-859.

Flores, D., Abboud, S., & Barroso, J. (2019) Hegemonic Masculinity During Parent-Child Sex Communication with Sexual Minority Male Adolescents. American Journal of Sexuality Education, 14(4), 417-439. DOI: 10.1080/15546128.2019.1626312

Flores, D., & Barroso, J. (2017). 21st century parent–child sex communication in the United States: A process review. The Journal of Sex Research, 54(4-5), 532-548.

Ingraham, C. (1994). The heterosexual imaginary: Feminist sociology and theories of genderSociological theory, 203-219.

Méndez, L. B. (2002). Masculinidad hegemónica e identidad masculina. Dossiers feministes, 7-35.

Whitehead, J. C., Thomas, J., Forkner, B., & LaMonica, D. (2012). Reluctant gatekeepers: ‘Trans-positive’ practitioners and the social construction of sex and gender. Journal of Gender Studies, 21(4), 387-400.

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