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4.4. VIOLENCIA SEXUAL

Lectura estimada:11 minutos
  • Diversas formas de violencia sexual ocurren en todas partes y en todos los estratos sociales, y también entre parejas que viven juntas.
  • La violencia sexual es, por ejemplo, la atención sexual no deseada, incluyendo tocar, ofrecer llamadas telefónicas sexuales, cartas o material pornográfico, acoso sexual en el lugar de trabajo, objetivar a una mujer u hombre (considerándola un medio para obtener placer sexual), forzar el sexo, intento de violación o violación.
  • La violencia sexual es cualquier comportamiento sexual que controla, manipula o humilla a otra persona.
  • Las razones aquí se encuentran en nociones patriarcales muy arraigadas como que estar casado o en una relación significa sumisión obligatoria a los deseos sexuales de la pareja.
  • Violar a una persona, involucrarla en actividades sexuales contra su voluntad u obligarla a tener relaciones sexuales viola uno de los derechos fundamentales de una persona: el derecho a la autodeterminación sexual. Estos son delitos graves.

4.4.1. INTRODUCCIÓN

La violencia sexual es un problema común y grave de salud pública que afecta a millones de personas cada año en todo el mundo. Está impulsado por muchos factores que operan en una variedad de contextos sociales, culturales y económicos. En el centro de la violencia sexual dirigida contra las mujeres está la desigualdad de género (Krug et al., 2002).

La violencia sexual es cualquier tipo de comportamiento sexual dañino o no deseado que se impone a alguien. Incluye actos de contacto sexual abusivo, participación forzada en actos sexuales, intentos o actos sexuales completados con una mujer sin su consentimiento, acoso sexual, abuso verbal, amenazas, exposición, contacto no deseado, incesto, etc. Una lista mínima de actos de violencia sexual, que debería ampliarse en función del contexto específico del país (Naciones Unidas, 2014).

Así que la violencia sexual puede ser violar, amenazar, pero también, por ejemplo, forzar tocamientos. La violencia sexual también es cuando alguien te asusta para mantener relaciones sexuales. En otras palabras, la violencia sexual es cuando alguien hace algo sexual contigo en contra de tu voluntad. También es violencia sexual si no pudiste dar tu consentimiento para tener relaciones sexuales, por ejemplo, tenías miedo, estabas aturdido, borracho o dormido.

Es un mito que la violencia sexual sólo amenaza a las mujeres. Todas las personas, independientemente de su género o edad, pueden ser víctimas de violencia sexual: niños, niñas, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, así como personas con diferentes identidades sexuales y de género.

Los actos de violencia sexual atacan el derecho a la libertad sexual, la autonomía, el control, la integridad y la seguridad, así como el derecho a experimentar placer y a tener una vida sexual saludable, segura y satisfactoria. Al mismo tiempo, estos derechos están íntimamente relacionados con los derechos reproductivos, como la libertad y la autonomía para decidir cuándo tener hijos, cuántos hijos tener y qué anticonceptivo usar (Instituto Europeo de la Igualdad de Género, s.f.-b).

4.4.2. DESARROLLO DEL TEMA

El abuso sexual no es un problema nuevo. Durante siglos, mujeres y hombres han sido abusados sexualmente y silenciados. Desde la década de 1980, sin embargo, el tema se ha planteado más abiertamente y con fuerza, ya que cada vez más y más personas se atreven a dar su testimonio. La vergüenza y el secretismo que rodean el abuso sexual hace que sea difícil cuantificar el número de personas que han sufrido abusos. Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en todo el mundo difieren y es difícil decir el número exacto de víctimas porque es un delito latente.

Diversas formas de violencia sexual ocurren en todas partes y en todos los estratos sociales y entre parejas que conviven.

La violencia sexual incluye, pero no se limita a (Krug et al., 2002; OMS, 2012):

  • Violación dentro del matrimonio o relaciones de noviazgo
  • Violación por extraños o conocidos
  • Insinuaciones sexuales no deseadas o acoso sexual (en la escuela, el trabajo, etc.)
  • Violación sistemática, esclavitud sexual y otras formas de violencia, que son particularmente comunes en los conflictos armados (por ejemplo, la fecundación forzada)
  • Abuso sexual de personas con discapacidades mentales o físicas
  • Violación y abuso sexual de niños y niñas
  • Denegación del derecho a utilizar métodos anticonceptivos o a adoptar otras medidas de protección contra las enfermedades de transmisión sexual
  • Aborto forzado
  • Formas “tradicionales” de violencia sexual, como el matrimonio o la cohabitación forzados o la dote de la esposa.

4.4.2.1. Consentimiento

Mientras que la actividad sexual voluntaria y deseada por la pareja se caracteriza por el hecho de que las partes piden el consentimiento del otro, expresan su consentimiento y evalúan la capacidad de la pareja para dar su consentimiento, la violencia sexual se caracteriza por el hecho de que no se basa en el acuerdo mutuo.

Además, el “falso consentimiento” de actividad sexual puede lograrse con violencia física, pero mucho más a menudo con amenazas, intimidación, presión psicológica, manipulación, chantaje o amenazas de privación de beneficios (por ejemplo, privación de promoción en el trabajo, no dar una buena calificación, etc.).

El consentimiento es lo más importante en cualquier actividad sexual, y siempre existe el derecho de cambiar de opinión y decir que no. El consentimiento de la otra parte debe garantizarse tanto en la primera vez como en un matrimonio largo.

Las personas que no tienen, o tienen una capacidad limitada de consentimiento, tampoco pueden dar su consentimiento libre para la actividad sexual, como los pacientes inconscientes, las personas bajo la influencia del alcohol u otras drogas, así como los niños y niñas, las personas con demencia o las personas con discapacidad intelectual que no entienden el significado de una actividad sexual en particular y no son capaces de articular su consentimiento o rechazo. El “consentimiento” alcanzado en tales circunstancias no equivale al consentimiento libremente dado, y tal actividad sexual no es consensual, es decir, basada en el acuerdo mutuo.

Puede leer más sobre el consentimiento en el tema 5.6.

4.4.2.2. Vergüenza y culpa

Según la OMS (s.f.), alrededor de una cuarta parte de las mujeres en todo el mundo experimentarán violencia sexual en su vida. Hasta un tercio de todas las mujeres han sido agredidas físicamente por una pareja íntima masculina. Las mujeres que han sufrido violencia no denuncian sus experiencias lo suficiente porque temen ser etiquetadas por la sociedad y su comunidad. También temen por su seguridad y que las instituciones pertinentes no tomen las medidas necesarias cuando compartan su historia.

La violencia sexual es un delito, y la víctima no tiene que sentirse culpable.

4.4.2.3. Responsabilidad

La responsabilidad de la violencia sexual recae en la persona perpetradora, no en la víctima.

4.4.2.4. Las consecuencias de la violencia sexual

Experimentar abuso sexual puede compararse con sobrevivir a un desastre. Este desastre puede ser único o repetido durante varios años. El abuso sexual tiene efectos inmediatos y a largo plazo. Sin ayuda, estos problemas podrían no resolverse adecuadamente.

La fuerza física no se utiliza necesariamente en una violación, y las lesiones físicas no siempre son una consecuencia de ella. Se sabe que se producen muertes asociadas con violaciones, aunque la prevalencia de muertes varía considerablemente en todo el mundo. Entre las consecuencias más comunes de la violencia sexual se encuentran las relacionadas con la salud reproductiva, mental y social (Krug et al., 2002).

A veces, es posible que la víctima ni siquiera se defienda debido a una experiencia estresante y simplemente se “congele”.

4.4.2.5. Prevención mediante la educación sexual

La prevención comienza con el entorno y la comunidad donde crece el menor. Una persona que ha sido enseñada y criada para cuidar y amar su cuerpo, para respetar los límites de otra persona y para entender cuándo la situación se está volviendo violenta, sabe cómo ofrecer este amor y comprensión a los demás también. La educación sexual en el hogar sienta las bases para el crecimiento de personas que saben considerar sus cuerpos como válidos y buenos, y que también respetan el derecho de los demás a la integridad corporal.

Los progenitores esperan que la escuela proporcione educación sexual a este respecto, y sus expectativas están plenamente justificadas, ya que el plan de estudios también lo prevé. Sin embargo, la escuela no puede ser la única responsable de que los menores se convierta en adultos cuyos valores estén en línea con los mencionados anteriormente, que perciba su propia identidad y que se respete a sí mismo y a los demás a su alrededor. La formación de actitudes comienza en la infancia, y los progenitores, jardines de infancia, escuelas e institutos son los primeros responsables de esto. La responsabilidad parental se convierte entonces en una responsabilidad compartida. Es con el apoyo de la responsabilidad compartida que rompemos las actitudes y estereotipos arraigados que apoyan la continuación de la cadena de violencia. Con el apoyo de la responsabilidad compartida, decimos claramente: la culpa es del culpable (el agresor), la víctima no es responsable de lo que le sucedió.

– 4.4.3. SITUACIONES DE DISCRIMINACIÓN RELACIONADAS CON EL TEMA –

Son las mismas que se describen en el caso de la violencia por parte de la pareja:

  • Les envían materiales pornográficos no deseados
  • Una persona está tocando a otra persona, que se siente incómoda
  • Amenazan con enseñarles fotos o video de desnudos a otros si no mantiene relaciones sexuales

4.4.4. BUENAS PRÁCTICAS

Si su hijo/a ha sufrido violencia sexual, busque ayuda en un centro especializado y denuncie el incidente a la policía o a los servicios de protección infantil.

Con su petición y consentimiento, los centros de crisis 24h contra la violencia sexual (cuya presencia en cada provincia está regulada por la ley de libertad sexual de 2022) ofrecen ayuda profesional las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para las personas que han sufrido violencia sexual. Cualquier persona puede acudir a este tipo de centros ya sea solo o con un acompañante adulto, a cualquier hora del día y sin derivación. No importa si la policía ya ha sido contactada, está planeando ponerse en contacto con la policía, o no se les aconseja hacerlo. Todas las personas, independientemente de su género, niños, jóvenes y adultos que han experimentado o sospechan de violencia sexual son bienvenidos.

En caso de violencia sexual contra niños o niñas, o sospecha de ella, siempre se debe notificar a la policía o al trabajador de protección infantil del gobierno autonómico o local. La policía tiene unidades especiales que se ocupan de los delitos sexuales. Al hacer las cosas oficiales con la ayuda de la policía, usted ayuda a garantizar que nadie más se convierta en víctima de la misma persona perpetradora.

4.4.4.1. Ayuda e información

  • Emergencias: 112.
  • Póngase en contacto con los servicios de protección de menores de su país de residencia.

4.4.5. REFERENCIAS

European Institute for Gender Equality. (n.d.). Sexual violence. European Institute for Gender Equality. Retrieved from https://eige.europa.eu/thesaurus/terms/1384

Krug, E. G., Dahlberg, L. L., Mercy, J. A., Zwi, A. B., & Lozano, R. (Eds.). (2002). World report on violence and health. Genève: Organisation mondiale de la santé. Retrieved from https://www.who.int/publications/i/item/9241545615

United Nations. (2014). Guidelines for Producing Statistics on Violence against Women—Statistical Surveys. New York: United Nations. Retrieved from https://unstats.un.org/unsd/gender/docs/guidelines_statistics_vaw.pdf

WHO. (2012). Understanding and addressing violence against women. Sexual Violence. Retrieved 29 September 2022, from https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/77432/WHO_RHR_12.36_eng.pdf

WHO. (n.d.). Sexual health. Retrieved 29 September 2022, from https://www.who.int/health-topics/sexual-health

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